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martes, 4 de octubre de 2011

CANTAR DE MÍO CID: El destierro de Mio Cid

Castellano Antiguo
 De los sos oios tan fuerte mientre lorando Tornaua la cabeça e estaua los catando: Vio puertas abiertas e vços sin cannados, Alcandaras uazias sin pielles e sin mantos, E sin falcones e sin adtores mudados. Sospiro Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados. Ffablo Myo Çid bien e tan mesurado: Grado a ti Sennor Padre que estas en alto, Esto me an buelto myos enemigos malos. Alli pienssan de aguiiar, alli sueltan las riendas: A la exida de Biuar ouieron la corneia diestra, E entrando a Burgos ouieron la siniestra. Meçio Myo Çid los ombros e engrameo la tiesta: Albricia Albar Ffanez ca echados somos de tierra. Myo Çid Ruy Diaz por Burgos entraua. En su conpanna LX pendones leuaua: exien lo ver mugieres e uarones. Burgeses e burgesas por las finiestras son puestos. Plorando de los oios, tanto auyen el dolor. De las sus bocas todos dizian una razon: Dios, que buen vassalo si ouiesse buen sennor! Conbidar le yen de grado, mas ninguno non osaua, El rey don Alfonsso tanto auie la grand sanna. Antes de la noche en Burgos del entro su carta, Con grand recabdo e fuerte mientre sellada: Que a Myo Çid Ruy Diaz que nadi nol diessen posada, E aquel que gela diesse sopiesse una palabra, Que perderie los aueres e mas los oios de la cara, E aun demas los cuerpos e las almas. Grande duelo auien las yentes christianas. Asconden se de Myo Çid ca nol osan dezir nada El Campeador adelino a su posada. Asi commo lego a la puerta falola bien çerrada, Por miedo del rey Alfonsso que assi lo auie parado: Que si non la quebrantas por fuerça que non gela abriese nadi. Los de Myo Çid a altas uoçes laman: Los de dentro non les querien tornar palabra. Aguiio Myo Çid, a la puerta se legaua, Saco el pie del estribera, una feridal daua. Non se abre la puerta, ca bien era çerrada. Vna ninna de nuef annos a oio se paraua: Ya Campeador en buen ora çinxiestes espada. E1 rey lo ha uedado, anoch del entro su carta, Con grant recabdo e fuerte mientre sellada. Non uos osariemos abrir nin coger por nada; Si non perderiemos los aueres e las casas, E demas los oios de las caras. Çid, en el nuestro mal uos non ganades nada, Mas el Criador uos uala con todas sus uertudes sanctas. Esto la ninna dixo, e tornos pora su casa. Ya lo vee el Çid que del rey non auie graçia. Partios de la puerta, por Burgos aguijaua, Lego a Sancta Maria: luego descaualga. Ffinco los ynoios, de coraçon rogaua. La oraçion fecha luego caualgaua. Salio por la puerta e en Arlançon posaua. Cabo essa villa en la glera posaua, Ffincaua la tienda e luego descaualgaua. Myo Çid Ruy Diaz, el que en buen ora çinxo espada, Poso en la glera quando nol coge nadi en casa. Derredor del vna buenna conpanna. Assi poso Myo Çid commo si fuesse en montanna. Vedada lan conprar dentro en Burgos la casa. De toda cosas quantas son de uianda Non le osarien uender al menos dinarada. Martin Antolinez, el burgales conplido, A Myo Çid e a los suyos abastales de pan e de uino. Non lo compra ca el se lo auie consigo. De todo conducho bien los ouo bastidos. Pagos Myo Çid el Campeador e todos los otros que uan a so en çeruiçio. Ffablo Martin Antolinez, odredes lo que a dicho: Ya Canpeador en buen ora fuestes nacido. Esta noch ygamos e uaymos nos al matino, Ca acusado sere de lo que uos he seruido. En yra del rey Alffonsso yo sere metido. Si con uusco escapo sano o biuo Aun çerca o tarde el rey querer me ha por amigo; Si non quanto dexo no lo preçio un figo. Ffablo Myo Çid, el que en buen ora çinxo espada: Martin Antolinez, sodes ardida lança: Si yo biuo doblar uos he la soldada. Espeso e el oro e toda la plata Vien lo vedes que yo no trayo auer, huebos me serie Para toda mi companna. Ffer lo he amidos, de grado no aurie nada. Con uuestro consego bastir quiero dos archas. Yncamos las darena, ca bien seran pesadas, Cubiertas de guadalmeçi e bien enclaueadas.
   
              Castellano Moderno


Tirada 1.
El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con él.
Adiós del Cid a Vivar.
(Envió a buscar a todos sus parientes y vasallos,
y les dijo cómo el rey le mandaba salir de todas sus tierras
y no le daba de plazo más que nueve días y que quería saber
quiénes de ellos querían ir con él y quiénes quedarse.)

A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;
también a los que se quedan contentos quiero dejarlos.
Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano:
"Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;
no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,
y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos
y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,
siempre querremos serviros como leales vasallos."
Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.
Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.
El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.

Los ojos de Mío Cid mucho llanto van llorando;
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.
Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,
vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,
sin halcones de cazar y sin azores mudados.
Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:
"¡Bendito seas, Dios mío, Padre que estás en lo alto!
Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".

Tirada 2
Agüeros en el camino de Burgos

Ya aguijan a los caballos, ya les soltaron las riendas.
Cuando salen de Vivar ven la corneja a la diestra,
pero al ir a entrar en Burgos la llevaban a su izquierda.
Movió Mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:
"¡Ánimo, Álvar Fáñez, ánimo, de nuestra tierra nos echan,
pero cargados de honra hemos de volver a ella! "

Tirada 3
El Cid entra en Burgos

Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
"¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"

Tirada 4
Nadie hospeda al Cid.
Sólo una niña le dirige la palabra para mandarle alejarse.
El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población, en la glera.

De grado le albergarían, pero ninguno lo osaba,
que a Ruy Díaz de Vivar le tiene el rey mucha saña.
La noche pasada a Burgos llevaron una real carta
con severas prevenciones y fuertemente sellada
mandando que a Mío Cid nadie le diese posada,
que si alguno se la da sepa lo que le esperaba:
sus haberes perdería, más los ojos de la cara,
y además se perdería salvación de cuerpo y alma.
Gran dolor tienen en Burgos todas las gentes cristianas
de Mío Cid se escondían: no pueden decirle nada.
Se dirige Mío Cid adonde siempre paraba;
cuando a la puerta llegó se la encuentra bien cerrada.
Por miedo del rey Alfonso acordaron los de casa
que como el Cid no la rompa no se la abrirán por nada.
La gente de Mío Cid a grandes voces llamaba,
los de dentro no querían contestar una palabra.
Mío Cid picó el caballo, a la puerta se acercaba,
el pie sacó del estribo, y con él gran golpe daba,
pero no se abrió la puerta, que estaba muy bien cerrada.
La niña de nueve años muy cerca del Cid se para:
"Campeador que en bendita hora ceñiste la espada,
el rey lo ha vedado, anoche a Burgos llegó su carta,
con severas prevenciones y fuertemente sellada.
No nos atrevemos, Cid, a darte asilo por nada,
porque si no perderíamos los haberes y las casas,
perderíamos también los ojos de nuestras caras.
Cid, en el mal de nosotros vos no vais ganando nada.
Seguid y que os proteja Dios con sus virtudes santas."
Esto le dijo la niña y se volvió hacia su casa.
Bien claro ha visto Ruy Díaz que del rey no espere gracia.
De allí se aparta, por Burgos a buen paso atravesaba,
a Santa María llega, del caballo descabalga,
las rodillas hinca en tierra y de corazón rogaba.
Cuando acabó su oración el Cid otra vez cabalga,
de las murallas salió, el río Arlanzón cruzaba.
Junto a Burgos, esa villa, en el arenal posaba,
las tiendas mandó plantar y del caballo se baja.
Mío Cid el de Vivar que en buen hora ciñó espada
en un arenal posó, que nadie le abre su casa.
Pero en torno suyo hay guerreros que le acompañan.
Así acampó Mío Cid cual si anduviera en montaña.
Prohibido tiene el rey que en Burgos le vendan nada
de todas aquellas cosas que le sirvan de vianda.
No se atreven a venderle ni la ración más menguada.

tirada 5
Martín Antolínez viene de Burgos a proveer de víveres al Cid.

El buen Martín Antolínez, aquel burgalés cumplido,
a Mío Cid y a los suyos los surte de pan y vino;
no lo compró, que lo trajo de lo que tenía él mismo;
comida también les dio que comer en el camino.
Muy contento que se puso el Campeador cumplido
y los demás caballeros que marchan a su servicio.
Habló Martín Antolínez, escuchad bien lo que ha dicho:
"Mío Cid Campeador que en tan buen hora ha nacido,
descansemos esta noche y mañana ¡de camino!
porque he de ser acusado, Cid, por haberos servido
y en la cólera del rey también me veré metido.
Si logro escapar con vos, Campeador, sano y vivo,
el rey más tarde o temprano me ha de querer por amigo;
las cosas que aquí me dejo en muy poco las estimo."



Tirada 6

El Cid, emprobrecido, acude a la astucia de Martín Antolínez.
Las arcas de arena.

Habla entonces Mío Cid, que en buen hora ciñó espada:
"¡Oh buen Martín Antolínez, el de la valiente lanza!"
Si Dios me da vida he de doblaros la soldada.
Ahora ya tengo gastado todo mi oro y mi plata,
bien veis, Martín Antolínez, que ya no me queda nada.
Plata y oro necesito para toda mi compaña,
No me lo darán de grado, lo he de sacar por las malas.
Martín, con vuestro consejo hacer quisiera dos arcas,
Las llenaremos de arena por que sean muy pesadas,
bien guarnecidas de oro y de clavos adornadas.


Comentario
el Cid despues de ser desterrado sugrio mucho cuando bago en el desierto lo cual tubo q dejar muchas cosas atras ya que el cid fue desterrado por envidia del rey Alfonso VI, ya que el cid se habia vuelto mas popular y famoso que el, pero este capitulo da comienzo al gran ejercito que forma el Cid despues de bagar muchos años por el desierto

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