Caracteristicas de los heroes de Cantar de Gesta
1.Eran Valientes y lo demostraban luchando para tener a su damicela
2.Es una persona que lucha para ser digna
3.Tiene que ser una persona que se sienta que es digna por todos y haya hecho algo importante
Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid)
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domingo, 6 de noviembre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
CANTAR DE MÍO CID: El destierro de Mio Cid
Castellano Antiguo
De los sos oios tan fuerte mientre lorando Tornaua la cabeça e estaua los catando: Vio puertas abiertas e vços sin cannados, Alcandaras uazias sin pielles e sin mantos, E sin falcones e sin adtores mudados. Sospiro Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados. Ffablo Myo Çid bien e tan mesurado: Grado a ti Sennor Padre que estas en alto, Esto me an buelto myos enemigos malos. Alli pienssan de aguiiar, alli sueltan las riendas: A la exida de Biuar ouieron la corneia diestra, E entrando a Burgos ouieron la siniestra. Meçio Myo Çid los ombros e engrameo la tiesta: Albricia Albar Ffanez ca echados somos de tierra. Myo Çid Ruy Diaz por Burgos entraua. En su conpanna LX pendones leuaua: exien lo ver mugieres e uarones. Burgeses e burgesas por las finiestras son puestos. Plorando de los oios, tanto auyen el dolor. De las sus bocas todos dizian una razon: Dios, que buen vassalo si ouiesse buen sennor! Conbidar le yen de grado, mas ninguno non osaua, El rey don Alfonsso tanto auie la grand sanna. Antes de la noche en Burgos del entro su carta, Con grand recabdo e fuerte mientre sellada: Que a Myo Çid Ruy Diaz que nadi nol diessen posada, E aquel que gela diesse sopiesse una palabra, Que perderie los aueres e mas los oios de la cara, E aun demas los cuerpos e las almas. Grande duelo auien las yentes christianas. Asconden se de Myo Çid ca nol osan dezir nada El Campeador adelino a su posada. Asi commo lego a la puerta falola bien çerrada, Por miedo del rey Alfonsso que assi lo auie parado: Que si non la quebrantas por fuerça que non gela abriese nadi. Los de Myo Çid a altas uoçes laman: Los de dentro non les querien tornar palabra. Aguiio Myo Çid, a la puerta se legaua, Saco el pie del estribera, una feridal daua. Non se abre la puerta, ca bien era çerrada. Vna ninna de nuef annos a oio se paraua: Ya Campeador en buen ora çinxiestes espada. E1 rey lo ha uedado, anoch del entro su carta, Con grant recabdo e fuerte mientre sellada. Non uos osariemos abrir nin coger por nada; Si non perderiemos los aueres e las casas, E demas los oios de las caras. Çid, en el nuestro mal uos non ganades nada, Mas el Criador uos uala con todas sus uertudes sanctas. Esto la ninna dixo, e tornos pora su casa. Ya lo vee el Çid que del rey non auie graçia. Partios de la puerta, por Burgos aguijaua, Lego a Sancta Maria: luego descaualga. Ffinco los ynoios, de coraçon rogaua. La oraçion fecha luego caualgaua. Salio por la puerta e en Arlançon posaua. Cabo essa villa en la glera posaua, Ffincaua la tienda e luego descaualgaua. Myo Çid Ruy Diaz, el que en buen ora çinxo espada, Poso en la glera quando nol coge nadi en casa. Derredor del vna buenna conpanna. Assi poso Myo Çid commo si fuesse en montanna. Vedada lan conprar dentro en Burgos la casa. De toda cosas quantas son de uianda Non le osarien uender al menos dinarada. Martin Antolinez, el burgales conplido, A Myo Çid e a los suyos abastales de pan e de uino. Non lo compra ca el se lo auie consigo. De todo conducho bien los ouo bastidos. Pagos Myo Çid el Campeador e todos los otros que uan a so en çeruiçio. Ffablo Martin Antolinez, odredes lo que a dicho: Ya Canpeador en buen ora fuestes nacido. Esta noch ygamos e uaymos nos al matino, Ca acusado sere de lo que uos he seruido. En yra del rey Alffonsso yo sere metido. Si con uusco escapo sano o biuo Aun çerca o tarde el rey querer me ha por amigo; Si non quanto dexo no lo preçio un figo. Ffablo Myo Çid, el que en buen ora çinxo espada: Martin Antolinez, sodes ardida lança: Si yo biuo doblar uos he la soldada. Espeso e el oro e toda la plata Vien lo vedes que yo no trayo auer, huebos me serie Para toda mi companna. Ffer lo he amidos, de grado no aurie nada. Con uuestro consego bastir quiero dos archas. Yncamos las darena, ca bien seran pesadas, Cubiertas de guadalmeçi e bien enclaueadas.Castellano Moderno
Tirada 1.
El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con él.
Adiós del Cid a Vivar.
(Envió a buscar a todos sus parientes y vasallos,
y les dijo cómo el rey le mandaba salir de todas sus tierras
y no le daba de plazo más que nueve días y que quería saber
quiénes de ellos querían ir con él y quiénes quedarse.)
A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;
también a los que se quedan contentos quiero dejarlos.
Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano:
"Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;
no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,
y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos
y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,
siempre querremos serviros como leales vasallos."
Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.
Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.
El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.
Los ojos de Mío Cid mucho llanto van llorando;
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.
Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,
vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,
sin halcones de cazar y sin azores mudados.
Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:
"¡Bendito seas, Dios mío, Padre que estás en lo alto!
Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".
Tirada 2
Agüeros en el camino de Burgos
Ya aguijan a los caballos, ya les soltaron las riendas.
Cuando salen de Vivar ven la corneja a la diestra,
pero al ir a entrar en Burgos la llevaban a su izquierda.
Movió Mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:
"¡Ánimo, Álvar Fáñez, ánimo, de nuestra tierra nos echan,
pero cargados de honra hemos de volver a ella! "
Tirada 3
El Cid entra en Burgos
Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
"¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"
Tirada 4
Nadie hospeda al Cid.
Sólo una niña le dirige la palabra para mandarle alejarse.
El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población, en la glera.
De grado le albergarían, pero ninguno lo osaba,
que a Ruy Díaz de Vivar le tiene el rey mucha saña.
La noche pasada a Burgos llevaron una real carta
con severas prevenciones y fuertemente sellada
mandando que a Mío Cid nadie le diese posada,
que si alguno se la da sepa lo que le esperaba:
sus haberes perdería, más los ojos de la cara,
y además se perdería salvación de cuerpo y alma.
Gran dolor tienen en Burgos todas las gentes cristianas
de Mío Cid se escondían: no pueden decirle nada.
Se dirige Mío Cid adonde siempre paraba;
cuando a la puerta llegó se la encuentra bien cerrada.
Por miedo del rey Alfonso acordaron los de casa
que como el Cid no la rompa no se la abrirán por nada.
La gente de Mío Cid a grandes voces llamaba,
los de dentro no querían contestar una palabra.
Mío Cid picó el caballo, a la puerta se acercaba,
el pie sacó del estribo, y con él gran golpe daba,
pero no se abrió la puerta, que estaba muy bien cerrada.
La niña de nueve años muy cerca del Cid se para:
"Campeador que en bendita hora ceñiste la espada,
el rey lo ha vedado, anoche a Burgos llegó su carta,
con severas prevenciones y fuertemente sellada.
No nos atrevemos, Cid, a darte asilo por nada,
porque si no perderíamos los haberes y las casas,
perderíamos también los ojos de nuestras caras.
Cid, en el mal de nosotros vos no vais ganando nada.
Seguid y que os proteja Dios con sus virtudes santas."
Esto le dijo la niña y se volvió hacia su casa.
Bien claro ha visto Ruy Díaz que del rey no espere gracia.
De allí se aparta, por Burgos a buen paso atravesaba,
a Santa María llega, del caballo descabalga,
las rodillas hinca en tierra y de corazón rogaba.
Cuando acabó su oración el Cid otra vez cabalga,
de las murallas salió, el río Arlanzón cruzaba.
Junto a Burgos, esa villa, en el arenal posaba,
las tiendas mandó plantar y del caballo se baja.
Mío Cid el de Vivar que en buen hora ciñó espada
en un arenal posó, que nadie le abre su casa.
Pero en torno suyo hay guerreros que le acompañan.
Así acampó Mío Cid cual si anduviera en montaña.
Prohibido tiene el rey que en Burgos le vendan nada
de todas aquellas cosas que le sirvan de vianda.
No se atreven a venderle ni la ración más menguada.
tirada 5
Martín Antolínez viene de Burgos a proveer de víveres al Cid.
El buen Martín Antolínez, aquel burgalés cumplido,
a Mío Cid y a los suyos los surte de pan y vino;
no lo compró, que lo trajo de lo que tenía él mismo;
comida también les dio que comer en el camino.
Muy contento que se puso el Campeador cumplido
y los demás caballeros que marchan a su servicio.
Habló Martín Antolínez, escuchad bien lo que ha dicho:
"Mío Cid Campeador que en tan buen hora ha nacido,
descansemos esta noche y mañana ¡de camino!
porque he de ser acusado, Cid, por haberos servido
y en la cólera del rey también me veré metido.
Si logro escapar con vos, Campeador, sano y vivo,
el rey más tarde o temprano me ha de querer por amigo;
las cosas que aquí me dejo en muy poco las estimo."
Tirada 6
El Cid, emprobrecido, acude a la astucia de Martín Antolínez.
Las arcas de arena.
Habla entonces Mío Cid, que en buen hora ciñó espada:
"¡Oh buen Martín Antolínez, el de la valiente lanza!"
Si Dios me da vida he de doblaros la soldada.
Ahora ya tengo gastado todo mi oro y mi plata,
bien veis, Martín Antolínez, que ya no me queda nada.
Plata y oro necesito para toda mi compaña,
No me lo darán de grado, lo he de sacar por las malas.
Martín, con vuestro consejo hacer quisiera dos arcas,
Las llenaremos de arena por que sean muy pesadas,
bien guarnecidas de oro y de clavos adornadas.
Comentario
el Cid despues de ser desterrado sugrio mucho cuando bago en el desierto lo cual tubo q dejar muchas cosas atras ya que el cid fue desterrado por envidia del rey Alfonso VI, ya que el cid se habia vuelto mas popular y famoso que el, pero este capitulo da comienzo al gran ejercito que forma el Cid despues de bagar muchos años por el desierto
martes, 27 de septiembre de 2011
Rodrigo Díaz de Vivar
Resumen
Fue un Caballero Castellano que llegó a dominar al frente de su ejército la zona de España que ocupa el oriente de la Península Ibérica a finales del siglo XI de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno. Consiguió conquistar Valencia e instauró en esta ciudad un señorío independiente desde el 17 de junio de 1094 hasta su muerte; su esposa Jimena Díaz lo heredó y mantuvo hasta 1102.
Fue un Caballero Castellano que llegó a dominar al frente de su ejército la zona de España que ocupa el oriente de la Península Ibérica a finales del siglo XI de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno. Consiguió conquistar Valencia e instauró en esta ciudad un señorío independiente desde el 17 de junio de 1094 hasta su muerte; su esposa Jimena Díaz lo heredó y mantuvo hasta 1102.
Se trata de una figura histórica y legendaria de la Reconquista, cuya vida inspiró el más importante cantar de gesta de la literatura española, el Cantar de mio Cid.
Introducción
Rodrigo Díaz, El Cid, es conocido como un Héroe Nacional para España, un caballero total, como la palabra lo dice. Lleno de virtudes: justo, valiente, leal, culto, pero sobre todo un Guerrero.
Menéndez Pidal. Un gran historiador, permite conocer su personalidad, sus hazañas, su vida en el ámbito familiar y todo lo que le rodea.
Descansa en el centro de la catedral de Burgos, junto a su esposa Jimena. Aunque su obra y lucha sigue en nuestra alma.
Biografía del Campeador
Introducción
Rodrigo Díaz, El Cid, es conocido como un Héroe Nacional para España, un caballero total, como la palabra lo dice. Lleno de virtudes: justo, valiente, leal, culto, pero sobre todo un Guerrero.
Menéndez Pidal. Un gran historiador, permite conocer su personalidad, sus hazañas, su vida en el ámbito familiar y todo lo que le rodea.
Descansa en el centro de la catedral de Burgos, junto a su esposa Jimena. Aunque su obra y lucha sigue en nuestra alma.
Biografía del Campeador
Rodrigo diaz de Vivar nació en Vivar, pequeña aldea situada a 7 kilómetros de la ciudad de Burgos en 1043. Hijo de Diego Laínez, noble caballero de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez. Descendiente es por línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla.
A los 15 años quedó huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del monarca, el príncipe Sancho. Ambos crecieron juntos y trabaron buena amistad durante cinco años. También se educó en las letras y en las leyes, seguramente en el monasterio de San Pedro de Cardeña, lecciones que le servirían posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también al mismísimo Alfonso VI el cual confió al burgalés numerosas misiones diplomáticas en las que debía conocer perfectamente las leyes.
Entre los años 1063 a 1072 fue el brazo derecho de don Sancho y guerreó junto a él en Zaragoza, Coimbra, y Zamora, época en la cual fue armado primeramente caballero y también nombrado Alférez y "príncipe de la hueste" de Sancho II.
A los 23 años obtuvo el título de "Campeador" -Campidoctor- al vencer en duelo personal al alférez del reino de Navarra.
A los 24 años era conocido ya como Cidi o Mío Cid, expresión de cariño y admiración.
Con la muerte de Sancho II en el cerco de Zamora y tras la jura de Santa Gadea tomada por Rodrigo al nuevo rey castellano, Alfonso VI, la suerte del Cid cambió y su gran capacidad fue desechada por la ira y envidia del nuevo monarca.
En 1081 el Cid es desterrado por primera vez de Castilla. 300 de los mejores caballeros castellanos le acompañaron en tan difícil situación. Esta etapa duró unos 6 años los cuales fueron aprovechados por Rodrigo y sus hombres para hacer de Zaragoza su cuartel general y luchar en el Levante.
Vuelve a Burgos en 1087 pero poco duró su paz con el rey por lo que marchó de hacia Valencia donde se convirtió en el protector del rey Al-Cádir y sometió a los reyezuelos de Albarracín y Alpuente.
El almorávide Yusuf cruza en 1089 el estrecho de Gibraltar y el rey Alfonso pide ayuda al caballero castellano, pero por una mal entendido entre ambos surge una nueva rencilla entre el rey y su leal súbdito y el monarca le destierra por segunda vez en 1089.
En los diez años siguientes, la fama del Cid se acrecentó espectacularmente al contrario que el reinado del rey. En menos de un año el Cid se hizo señor de los reinos moros de Lérida, Tortosa, Valencia, Denia, Albarracín, y Alpuente.
En torno al 1093, matan a su protegido de Valencia Al-Cádir, ciudad que fue tomada por Ben Yehhaf. El Cid asedió durante 19 meses la ciudad y finalmente entró triunfal en junio de 1094.
Rodrigo se convirtió en el señor de Valencia, otorgó a la ciudad un estatuto de justicia envidiable y equilibrado, restauró la religión cristiana y al mismo tiempo renovó la mezquita de los musulmanes, acuñó moneda, se rodeó de una corte de estilo oriental con poetas tanto árabes como cristianos y gentes eminentes en el mundo de las leyes, en definitiva, organizó con grandísima maestría la vida del municipio valenciano.
Aún habría de combatir numerosas batallas, como la que el mismo año le enfrentó al emperador almorávide Mahammad, sobrino de Yusuf, el cual se presentó a las puertas de Valencia con 150.000 caballeros. La victoria fue total, tan grande fue el número de enemigos como grande fue el botín a ellos recogido.
En 1097 muere en la batalla de Consuegra su único hijo varón, Diego.
El domingo 10 de julio de 1099, muere el Cid. Toda la cristiandad lloró su muerte.
El destierro
Al morir Fernando I (primer rey de Castilla), divide su reino entre sus hijos. A Don García le da Galicia, a Don Alfonso León, Castilla a Don Sancho y Toro y Zamora a Doña Elvira y Doña Urraca respectivamente. Sancho no contento con el reparto intenta unificar los territorios con la ayuda de su alférez El Cid.
Juntos lucharon en varias batallas, entre ellas, el duelo judicial o campo de la verdad en el que el Cid derrotó al navarro Jimeno Garcés obteniendo el título de Campeador. también lucharon en las batallas de Llantada y Golpejar, en las cuales vencimos y derrotando a los leoneses, Alfonso pierde la corona de León en favor de Sancho, rey de Castilla. También acompañó el Cid al cerco de Zamora, donde el rey Sancho fue asesinado a traición por Bellido Dolfos.
Por ser el Cid jefe de las tropas del rey Sancho y por sus conocimientos jurídicos en Derecho Castellano, fue el mismo quien tomó juramento en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, a Don Alfonso, de no haber tenido arte ni parte en la muerte de Don Sancho.
Debido a esta razón, entre otras seguramente, el nuevo rey de Castilla, Alfonso VI, destituyó a Rodrigo de su cargo y nombró Alférez real a García Ordóñez, pasando el Cid a un segundo plano en la corte.
Tras esto, el Cid tomó matrimonio con Jimena, hija del Conde de Oviedo, nieta de Alfonso VI y biznieta de Alfonso V el 19 de Julio de 1074.
En 1079, se dirige a Sevilla para cobrar los tributos (parias) del rey de Sevilla a Alfonso VI. Esta en ello cuando él y el rey de Sevilla fueron atacados por el rey de Granada y García Ordoñez. Las mesnadas del Cid consiguen vencer a los asaltantes y Rodrigo humilla a García Ordóñez en el castillo de Cabra, pero a la vuelta a Burgos, este último, y Pedro Ansúrez, desencadenan traición contra el Cid, consiguiendo que Alfonso VI le destierre, y prohibe a todos los burgaleses darle ayuda o aposento alguno, como así dicen los versos del Cantar:
" Ya entra el Cid Ruy Díaz por Burgos; sesenta pendones le acompañan. Hombres y mujeres salen a verlo, los burgaleses y burgalesas se asoman a las ventanas: todos afligidos y llorosos. De todas las bocas sale el mismo lamento: ¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! " | Mio Çid Roy Díaz por Burgos entrove, En sue compaña sessaenta pendones; exien lo ver mugieres e varones, burgeses e burgesas por las finiestras sone. De las sus bocas todos dizían una razóne: " Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore! " |
El cantar del mio cid
Ni el mismísimo Cid podía imaginarse la trascendencia de su vida tras su muerte. Todos los juglares de los siglos posteriores a su muerte contarían en forma de cantares de gesta su vida y sus hazañas, así como también inventarían su leyenda.
Varios son los escritos sobre el Cid, pero destaca sobremanera el llamado Cantar de Mio Cid (nótese que no es Poema sino Cantar, ya que como letra de una canción ha de ser tomado y no texto de poema).
Así pues, El Cantar del Cid, es una canción recitada por los juglares de aquellos tiempos medievales. El texto que nos ha llegado, es una transcripción de un copista llamado Per Abbat en un manuscrito (del s. XIV, conservado en la Biblioteca Nacional). Aunque hay quien opina que pudiera ser el autor y no mero copista.
El manuscrito, al igual que su "primo" de La Chanson de Roland, no es de gran belleza y contiene varias faltas, algunas corregidas, esto es debido a una finalidad de uso por parte de los juglares y no para más altos menesteres.
Es posible que ya existiera un primitivo Cantar del Cid en 1120, aunque piensan los expertos que no seria de contenido como el conservado hasta 1207.
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